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Frutas en la infancia: pediatra destaca la importancia de la introducción temprana y de los cuidados en el consumo

10 de octubre de 2025

Un estudio reciente de UNICEF reveló un dato alarmante: por primera vez en la historia, hay más niños y jóvenes obesos que desnutridos en el mundo. Este escenario refuerza la urgencia de promover hábitos alimenticios saludables desde la primera infancia. Para entender mejor el papel de las frutas en la alimentación infantil, el proyecto Frutas do Brasil, una iniciativa de Abrafrutas en alianza con ApexBrasil, conversó con el pediatra Rafael Placeres Ferraz Viana, del Hospital Israelita Albert Einstein de São Paulo.

La importancia de las frutas en la introducción alimentaria

Según el especialista, las frutas son uno de los primeros alimentos en ser bien aceptados por los bebés, gracias a su dulzor natural de la fructosa. Sin embargo, los beneficios van más allá del paladar: “la experiencia de tocar, sentir y jugar con el alimento estimula el desarrollo sensorial, mientras que las fibras contribuyen a la microbiota intestinal y a la digestión”, explica Placeres.

La introducción de las frutas debe comenzar a los seis meses, cuando el bebé ya presenta señales de estar listo, como sostener la cabeza, sentarse con apoyo, interesarse por los alimentos y tener el sistema digestivo maduro. “Respetar este momento es fundamental para reducir el riesgo de alergias y garantizar una adaptación saludable”, añade.

Variedad y prevención de alergias

Al contrario de lo que muchos creen, no existen frutas prohibidas en los primeros años de vida. El pediatra resalta la importancia de la variedad y de la llamada “ventana inmunológica”. “Entre los seis y nueve meses se recomienda ofrecer alimentos con potencial alergénico, como fresas, kiwis y bananas, para reducir las posibilidades de reacciones más graves en el futuro”, afirma.

Aunque sean naturales, las frutas deben consumirse con moderación. Según Placeres, “lo ideal es ofrecer hasta tres porciones al día para bebés y niños”. El exceso puede llevar al aumento de peso e influir en la selectividad alimentaria, ya que el paladar infantil tiende a acostumbrarse a lo dulce.

Frutas e inmunidad

Diversas frutas contribuyen al crecimiento y a la inmunidad, especialmente por su contenido de vitamina C. Placeres señala que, a pesar de su fama, la naranja no es la campeona en este nutriente, y sugiere otras opciones como la acerola, el marañón, la guayaba, el kiwi, la papaya, el melón, la fresa y la piña.

El desafío de los ultraprocesados

El pediatra explica que la preferencia por los ultraprocesados no se debe al sabor, sino a la practicidad. Advierte que cuanto mayor es la variedad de alimentos frescos en la infancia, menores son las posibilidades de que los productos ultraprocesados se incorporen a la rutina. Además, la lactancia materna exclusiva ayuda a reducir el rechazo a ciertos alimentos, ya que el sabor de la leche cambia con la dieta de la madre. “El ejemplo de la familia es determinante. Más que ofrecer estos alimentos, es necesario que el niño vea a los adultos consumir frutas y verduras”, observa.

Placeres afirmó además que el estudio de UNICEF apunta a un problema mundial que refuerza la responsabilidad del seguimiento pediátrico. “Una infancia saludable es la base para formar adultos saludables”, finaliza.

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