Frutas en el desayuno: un hábito saludable para el cuerpo y la mente
Iniciar el día con frutas puede traer beneficios duraderos para la salud física y mental. Incorporar esas delicias naturales en la primera comida del día ha ganado cada vez más adeptos, y no es por acaso. Los especialistas afirman que ese simple gesto puede hacer toda la diferencia para quien busca una rutina saludable y equilibrada.
De acuerdo con un estudio publicado en el Journal Dairy Science, la inclusión de frutas ya por la mañana no solamente ofrece nutrientes esenciales, sino que también mejora la digestión y proporciona energía para el cuerpo a lo largo del día. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que, para la prevención de enfermedades crónicas, como diabetes y problemas cardiovasculares, el consumo diario de frutas y vegetales sea, como mínimo, de 400 gramos.
Entre las ventajas de consumir frutas ya al inicio del día están la oferta de energía de forma natural y balanceada, la hidratación luego de horas de sueño y el suministro de vitaminas y minerales importantes para el organismo. Además, las frutas poseen vitaminas C, potasio y antioxidantes en abundancia, que fortalecen el sistema inmunológico y auxilian la función celular.
Otro punto importante es el elevado tenor de fibras presente en diversas frutas, como papaya y pera, que proporcionan saciedad por más tiempo, reduciendo el hambre a lo largo del día.
Una investigación conducida por la Universidad de Harvard revela, por ejemplo, que los individuos que consumen frutas en el desayuno presentan 25% menos probabilidades de desarrollar obesidad, cuando comparados a los que optan por alimentos procesados.
¿Qué frutas elegir para comenzar el día?
Papaya, banana, manzana y naranja y ananá o piña son tan solo algunas de las opciones ideales para quien desea comenzar el día con el pie derecho. La papaya es rica en enzimas que auxilian en la digestión, la banana es una excelente fuente de potasio y carbohidratos, y la manzana está repleta de fibras y antioxidantes. La naranja, además de ser una óptima fuente de vitamina C, también garantiza hidratación, mientras que la piña contiene bromelina, que facilita el proceso digestivo.