El mango es una de las frutas más antiguas que se ha catalogado en la historia. El cultivo del mango comenzó en la India alrededor del año 2000 a. C. y llegó a Brasil a través de los descubridores portugueses en el siglo XVI. Se cree que es la fruta más consumida del mundo. Y Brasil es responsable de producir más de 1,4 millones de toneladas de mangos, por lo que es considerado el séptimo productor mundial.

En este año de 2021, entre los estados que más fruta producen, podemos mencionar a Pernambuco, con 518 mil toneladas, Bahía con 442 mil toneladas y São Paulo con 206 mil toneladas. El principal centro de producción de mangos para la exportación y el mercado interno se ubica en el Nordeste de Brasil, específicamente en la región de Río Francisco.

El cultivo del mango es responsable del desarrollo del Valle de São Francisco

Históricamente, la región del río Francisco tiene características semiáridas, lo que no ofrecía muchas opciones para el cultivo de mangos, ya que era una zona con un gran déficit hídrico. Sin embargo, la producción de mango cambió totalmente el escenario, creando un ciclo de desarrollo económico, social y ambiental, transformando la vida de las personas que allí habitan y ofreciendo una fruta de muy alta calidad y variedad de variedades para Brasil y el mundo. Las variedades más exportadas son Tommy Atkins, Palmer, Kent y Keitt. Ciudades como Petrolina, en Pernambuco y Juazeiro do Norte, en Bahía, están sobredesarrolladas y son ejemplos de cambios y calidad de vida generados por la economía frutícola.

La combinación de tecnología, emprendimiento y trabajo duro genera miles de empleos directos y una actividad agrícola totalmente alineada con los conceptos modernos de sustentabilidad y seguridad alimentaria, en un negocio que abastece
los mercados más grandes del mundo los 12 meses del año.

Mango de Brasil está certificado por empresas internacionales en Buenas Prácticas Agrícolas y Sociales, y se exporta a varios países de América, Europa, Medio Oriente y Asia.

La diversidad de variedades, el sabor incomparable, la exótica tropicalidad y la disponibilidad durante todo el año de la fruta brasileña, conquistan los paladares de los consumidores más exigentes de todo el mundo. En 2020, hubo más de 240 mil toneladas en exportaciones solo de esta fruta.

Toda su versatilidad hace que la gente la busque cada vez más, ya que se puede consumir como fruta fresca, en forma de jugos, gelatinas, vitaminas, en ensalada verde, con salsas, o incluso con otros alimentos.

El mango es rico en:

• Vitaminas A y C: Fortalece el sistema inmunológico, trabajando para prevenir enfermedades. La vitamina A es importante para la integridad de la piel y las membranas mucosas. La vitamina C, por otro lado, previene el daño a las células del cuerpo y también aumenta la inmunidad. En 100 gramos de mango hay un promedio de 15,8 mg de vitamina C y 23 µg de vitamina A.
• Fibra: alivia el estreñimiento y la función intestinal.
• Antioxidantes y polifenoles como mangiferina, camperol y ácido benzoico: contribuyen al buen funcionamiento de las arterias y equilibran la frecuencia cardíaca y los niveles de colesterol LDL, una de las principales causas de ataques cardíacos.
• Magnesio: ayuda a combatir la hipertensión arterial.
• Potasio: junto con el magnesio ayuda a reducir la hipertensión arterial y su poder antioxidante.
• Carotenoides: son sustancias que le dan al fruto el color amarillo y son ricas en vitamina A, un componente importante para la visión.
• Ácido glutámico: un aminoácido importante que ayuda al cerebro a funcionar correctamente, aumentando la concentración y mejorando la memoria.

Consumir mango de Brasil, disfrutar del sabor, la salud y el bienestar y contribuir a un modelo agrícola comprometido con la sostenibilidad.